Este artículo, publicado originalmente en inglés por Borderless Magazine, está disponible en español gracias al proyecto “Traduciendo las noticias de Chicago”, del Instituto de Noticias Sin Fines de Lucro (INN).
Por Claire Voon y Diane Bou Khalil
Cientos de manifestantes se reunieron en marzo en el Barrio chino de Chicago para denunciar el racismo y la violencia contra la comunidad asiática, lo cual ha aumentado en el último año a lo largo de todo el país. La manifestación “Basta con el Odio Asiático” (Stop Asian Hate) fue una de las muchas que se celebraron en todas las ciudades tras los tiroteos en algunos centros de spas en Atlanta, donde un hombre blanco armado mató a ocho personas, entre ellas seis mujeres de ascendencia asiática.
La multitud intergeneracional de asiático-americanos y aliados de otras comunidades sostenían carteles con mensajes como “Nos protegemos”, “No somos un virus” y “No somos tu minoría modelo”.
Los protestantes llenaron el Chinatown Square, instalándose en las escaleras y los balcones del centro comercial al aire libre, mientras que los organizadores tomaban el escenario para hablar en inglés, cantonés y mandarín. Junto a ellos se encontraban funcionarios como el concejal del Distrito 25 Byron Sigcho-López y la presidenta de la Junta del Condado de Cook Toni Preckwinkle, quien clasificó los tiroteos de Atlanta como un acto de racismo y misoginia.
La manifestación fue organizada por la Coalición para Una Mejor Comunidad China-Americana (CBCAC, por sus siglas en inglés) y la Fundación para la Seguridad del Barrio Chino (CSF, por sus siglas en inglés), un grupo de vigilancia vecinal que se reunió después de que dos hombres asiáticos fuesen mortalmente baleados en un intento de robo en un estacionamiento en el Barrio chino en febrero. Cerca de 100 grupos locales se manifestaron para mostrar solidaridad, incluyendo representantes de comunidades paquistaníes y tailandesas.
“Debemos tomar este momento e impulsar el progreso”, dijo Grace Chan McKibben, directora ejecutiva de CBCAC.
Uno de los oradores más aplaudidos fue el concejal Sigcho-López, quien señaló que el Barrio chino de Chicago ubicado en el Distrito 25, es uno de los pocos en el país que sigue creciendo. El concejal también nombró la raíz de los ataques contra los asiáticos, diciendo: “Todos no solo debemos condenar el racismo, sino que también tenemos que condenar y denunciar la supremacía blanca, dondequiera que esté”.
Los líderes comunitarios también presentaron cinco demandas: aumentar la educación en la seguridad pública en el Barrio chino; tomar en serio los crímenes de odio antiasiáticos; lanzar un sitio web para que la gente denuncie crímenes de odio antiasiáticos; financiar a las organizaciones asiática-estadounidenses que priorizan el bienestar de las personas de la tercera edad; y aprobar la propuesta de la Ley para la Enseñanza Equitativa de la Historia de la Comunidad Asiática Americana (TEAACH, por sus siglas en inglés), que garantizaría que la historia de los asiático-americanos se enseñe en las escuelas públicas de Illinois.
Cabe destacar que, la manifestación también se organizó en colaboración con las fuerzas del orden, incluyendo el comandante Don Jerome del Distrito 9, quien también dio un discurso, y oficiales de policía, quienes se situaron en los extremos de la plaza.
Junto con ciudades como San Francisco y Nueva York, Chicago aumentó la presencia policial en vecindarios predominantemente asiáticos después de los tiroteos de Atlanta. Muchas personas, incluyendo miembros de la Fundación para la Seguridad del Barrio chino, se adhieren al trabajo con las fuerzas del orden para combatir los crímenes de odio antiasiáticos. El presidente de la CSF, Chris Huang, ha solicitado específicamente más agentes de policía de habla china en el vecindario, así como también más cámaras de seguridad.
Pero la presencia policial sigue siendo un tema altamente polémico entre la comunidad asiática, sobre todo a lo largo de las líneas generacionales, quienes tienen diversas opiniones. Muchas personas que abogan por la reforma policial o su abolición argumentan que la policía es en sí misma es una causa de violencia, particularmente contra los migrantes, los trabajadores sexuales, entre otras comunidades marginadas.
Chan McKibben dijo a la revista Borderless que, si bien considera que el aumento de la policía es una solución a corto plazo a la violencia contra los asiáticos, el verdadero progreso solo puede ocurrir con cambios estructurales como la inversión en la educación, servicios de salud mental y la infraestructura y las economías de las comunidades AAPI.
Traducido por Marcela Cartagena