Este artículo, publicado originalmente en inglés por Block Club Chicago, está disponible en español gracias al proyecto “Traduciendo las noticias de Chicago”, del Instituto de Noticias Sin Fines de Lucro (INN).
Por Mina Bloom/Block Club Chicago
BELMONT CRAGIN — Yeni Pinedo sigue recibiendo malas noticias.
Cada semana, la voluntaria en Belmont Cragin, descubre que otra de las familias con las que trabaja, a veces hasta una familia entera, ha contraído el coronavirus.
“En lugar de bajar, esta cosa está subiendo”, dijo Pinedo, quien supervisa el programa de mentores para padres en el Centro de Vivienda del Noroeste o Northwest Side Housing Center, una organización sin fines de lucro. “Es muy triste. No hay nada que pueda hacer. Solo podemos pedirle a la gente que por favor se cuide”.
En los últimos meses, los funcionarios han aumentado las pruebas y las actividades de cobertura en Belmont Cragin, la cual se ha visto enfrentada a los embates del coronavirus desde el inicio de la pandemia. A pesar de esas iniciativas, el vecindario predominantemente latino sigue siendo uno de los epicentros de la pandemia en Chicago, según registros.
El área de código postal 60639, que incluye gran parte de Belmont Cragin, ha tenido 4,486 casos confirmados de coronavirus a partir del lunes, según datos del Departamento de Salud Pública de Chicago. El código postal tiene una tasa de positividad del 12.9 por ciento durante siete días consecutivos, una cifra posicionada entre las más altas de Chicago.
“Hemos estado constantemente en el tope de la lista. No hemos visto un cambio durante este tiempo que otros vecindarios han visto”, dijo James Rudyk, director ejecutivo del Centro de Vivienda del Noroeste.
Seis meses después de la pandemia, el problema más grande que enfrentan los líderes de Belmont Cragin es cómo proteger a sus residentes teniendo todo en contra.
Muchos residentes son inmigrantes indocumentados y trabajadores imprescindibles. Las familias se duplican y se triplican en el mismo hogar, lo que ha hecho imposible que practiquen distanciamiento social y que puedan hacer cuarentena adecuadamente.
“No hemos vuelto a la normalidad como antes. Seguimos operando del mismo modo. El verano se convirtió en una instancia social frente a la pandemia”, dijo Rudyk. “Estamos diciendo que la pandemia sigue siendo real, la necesidad sigue siendo real”.
‘La necesidad es mayor de lo que cualquiera de nosotros sería capaz de enfrentar’
En mayo, la ciudad abrió un segundo centro de pruebas en Belmont Cragin después de que los casos aumentasen a un nivel “increíble”.
Dicho centro de pruebas, ubicado en la Academia Prieto, 2231 de la avenida North Central, ha sido una de las más concurridas de la ciudad desde que se inauguró, según funcionarios de la ciudad, dijo Rudyk.
Los funcionarios también han realizado una serie de actividades para la toma de pruebas en Belmont Cragin y controlar el brote del vecindario.
En el área de código postal 60639, más de 20,878 personas se han hecho pruebas desde el inicio de la pandemia, lo que equivale a la cuarta parte de su población, según registros.
En las últimas semanas, la tasa de positividad ha avanzado significativamente en la clínica Cuidado de Salud Primordial o Prime Care Health, administrada por el gobierno federal y ubicada en la avenida 5635 W. Belmont, que administra pruebas de COVID-19.
El Dr. Jim Christoforidis, director de Prime Care Health, con seis sucursales en Chicago, dijo que entre los centros de prueba en Belmont Cragin y Humboldt Park, el índice de positividad permaneció en un 10 por ciento durante la mayor parte de julio y hasta mediados de agosto. Hoy, ambos llevan una tasa de positividad del 16 por ciento.
Pero además, los dos centros están administrando un número mucho menor de pruebas ahora en comparación al momento del peak del brote en la ciudad, dijo Christoforidis. A mediados de mayo, las clínicas alcanzaron su punto máximo con 278 pruebas en una semana. Hacia el fin de semana del 5 de septiembre, las clínicas solo habían solicitado alrededor de 65 pruebas.
Christoforidis dijo que eso se debe a que los residentes de Belmont Cragin y los que residen en comunidades circundantes están optando por hacerse la prueba del COVID-19 en centros de pruebas como en la Academia Prieto u hospitales locales.
Rudyk añadió que la mayoría de las pruebas en Belmont Cragin se están realizando en recintos administrados por la ciudad.
“Esos centros son más accesibles para la gente. Por lo general, se combinan con un almacén de alimentos comunitarios”, dijo.
A algunos sitios de pruebas les ha resultado difícil llegar a los residentes de Belmont Cragin porque muchos permanecen indocumentados, no cuentan con seguro de salud o están infrasegurados, por lo que temen buscar atención médica.
Para combatir esos obstáculos, Rudyk explicó que su equipo ha trabajado de cerca con los padres a través de un programa de mentores para educar a las familias indocumentadas sobre que no se necesita tener seguro de salud ni ningún estatus (migratorio) vigente para hacerse la prueba.
Asimismo, Rudyk aseguró que han visitado parques, iglesias y otros lugares de encuentro de gente para educarla sobre las pruebas y la importancia del distanciamiento social y el uso de mascarillas. Dicha labor se está llevando a cabo junto con la entrega de alimentos gratuitos y ayuda económica a las familias que han sido golpeadas duramente por los efectos económicos de la pandemia.
Rudyk y su equipo no son los únicos que han realizado labores para proteger a los residentes de Belmont Cragin.
El concejal Gilbert Villegas del Distrito 36, cuyo barrio incluye parte de Belmont Cragin, dijo que él y otros líderes locales, médicos, líderes de la iglesia y funcionarios hispanos se reúnen semanalmente para “discutir sobre lo que la comunidad necesita …para tratar de asegurarse de que nuestra comunidad no sea olvidada.”
En respuesta al aumento de casos del coronavirus, la alcaldesa de Chicago Lori Lightfoot visitó Belmont Cragin la semana pasada, donde entregó botellas de desinfectante de manos y mascarillas a cientos de residentes.
Rudyk dijo que, aunque está impresionado con la respuesta de la alcaldesa y su voluntad de ayudar, “la necesidad es mayor de lo que cualquiera de nosotros sería capaz de enfrentar”.
¿Qué está gatillando la propagación del virus?
Los funcionarios de salud de Chicago han dicho que las reuniones familiares son una “fuente significativa” de la reciente propagación del virus en la ciudad.
Así también lo indicó el concejal Felix Cardona Jr. del Distrito 31, que representa parte de Belmont Cragin.
Cardona dijo que su oficina ha estado recibiendo llamadas de residentes quejándose de que sus vecinos organizan grandes fiestas donde no se practica el distanciamiento social ni el uso de mascarillas.
“En el verano, a las familias latinas, les encanta tener fiestas, les encanta celebrar, y la cosa es que están celebrando por muchas y buenas razones”, dijo Cardona.
“Hay ciertas casas donde tienen fiestas de 30 personas en su patio trasero. ¿Qué crees que va a pasar cuando tienes [una] fiesta de 30 personas que no usa mascarillas o no mantienen distanciamiento social?”
Pinedo, la voluntaria del Centro de Vivienda del Noroeste, reside desde hace mucho tiempo en Belmont Cragin. Comenta que sus vecinos siguen ignorado las normas de salud y han organizado fiestas masivas.
“No son solo 20 personas, no. Quizás sean 100 personas. Se podía ver cada automóvil que venía, cuatro, seis y ocho personas saliendo al mismo tiempo”, dijo.
Sin embargo, otros líderes aseveran que las fiestas no son la única causa de la propagación del virus.
“Es fácil quedarse con la imagen de que la gente está de fiesta, tocando música a todo volumen. Pero, ¿qué estamos haciendo para apoyar a las familias de 10 que viven en el mismo hogar?”, dijo Rudyk.
Villegas, quien representa al Distrito 36, dijo que uno de los mayores desafíos que enfrenta el vecindario es que las familias se duplican y triplican y los enfermos no pueden hacer cuarentena adecuadamente. Indicó que quiere traer fondos federales y abrir un hotel, una iglesia o un almacén disponible en el área que permitiría a los residentes enfermos de Belmont Cragin aislarse.
“Lo que está disponible, ahora mismo, es el centro [de Chicago]”, dijo Villegas. “Nuestra comunidad es la comunidad de todos los trabajadores imprescindibles. No tenemos el privilegio de trabajar desde casa. …Agrega el hecho de que no tienen la capacidad de hacer cuarentena efectiva, y es por eso que vemos que la cifra no varía”.
Pinedo, de 42 años, y su esposo, tienen tres hijas, de 20, 15 y 13 años. El esposo de Pinedo trabaja en una fábrica de soldadura en las avenidas Diversey y Normandy para mantener a la familia.
Hasta ahora, en la fábrica no se ha visto un brote del coronavirus. Un empleado estuvo expuesto pero terminó dando negativo, dijo Pinedo. Pero en ningún momento durante la pandemia la fábrica ha cerrado.
“Nunca dejan de trabajar”, dijo, haciendo una pausa antes de agregar: “dependemos de eso, le guste o no”.
Pinedo dijo que la situación financiera de su familia es similar a la de muchas familias de Belmont Cragin. “Tenemos que ir a trabajar, pase lo que pase”, dijo. “No tenemos dinero en nuestros ahorros para decir, ‘Oh, no iré a trabajar porque uno de mis compañeros de trabajo se infectó’”.
“Uno tiene que ir a trabajar. Tienes familia y ellos dependen de ti”.
Para información sobre pruebas y otros recursos, visite Illinoisunidos.com.
Traducido por Marcela Cartagena