Este artículo, publicado originalmente en inglés por Chalkbeat Chicago, está disponible en español gracias al proyecto “Traduciendo las noticias de Chicago”, del Instituto de Noticias Sin Fines de Lucro (INN).
Con entusiasmo, la directora Jasmine Thurmond recibió a los estudiantes que regresaron a las aulas de la Academia Martin Luther King Jr., la mañana del 1 de marzo. Por la tarde junto con sus empleados realizó llamadas telefónicas en un esfuerzo por contactar a las familias que seleccionaron el aprendizaje en persona, pero que no se presentaron.
Ese día a la escuela localizada en Englewood, faltó cerca del 40% de los estudiantes que dijeron que estarían de regreso.
“Llamamos sólo para decirles, ‘los extrañamos. Sabemos que optaron por regresar [a la enseñanza en persona].¿Qué más necesitan?’”, dijo Thurmond.
A medida que Chicago reabre más aulas en un año difícil, los directores se enfrentan a la
difícil tarea de dar con el paradero de los estudiantes, tanto a los que se inscribieron para el aprendizaje en persona y que no se presentaron como a los que no respondieron a los mensajes del distrito. El distrito ha dicho que una “gran campaña” de divulgación está en curso. En los días previos a la mayor campaña de reapertura de Chicago,15,000 estudiantes de primaria y secundaria aún no habían respondido diciendo cuáles son sus planes.
El equipo de Thurmond se topó con una letanía de razones por las que algunas familias que se inscribieron para el aprendizaje en persona no aparecieron el primer día: algunas familias se habían salido de la rutina de la escuela en persona y se quedaron dormidas. Como respuesta, Thurmond organizó llamadas telefónicas para despertarles.
Algunas situaciones de trabajo cambiaron, lo que complicaba la logística de la escuela presencial. Algunos padres de familia y alumnos tuvieron problemas con el examen de salud electrónico que aparentemente debe completarse antes de que alguien entre a una escuela. Tal y como se descubrió en enero cuando se reabrieron las aulas de prekínder, algunos padres estaban nerviosos de enviar a sus hijos de vuelta a la escuela en plena pandemia.
De los 238 estudiantes de la escuela, el 52% optó por continuar el aprendizaje a distancia, el 31% por volver a las aulas, y el 17% no respondió. Este último segmento es poco claro en los datos del distrito y es algo en lo que los líderes escolares han invertido su tiempo las últimas semanas tratando de entender las razones.
En algunos casos, los trabajadores esenciales enviaron a sus hijos fuera de la ciudad o del estado para dejarlos al cuidado de un ser querido. En otros, los problemas de acceso al internet dificultaron la comunicación de algunas familias con la escuela. Y en otros casos, las familias quedaron destrozadas debido a las muertes ocasionadas por el COVID-19.
La gran interrupción de la educación causada por la pandemia ha alterado las pautas tradicionales de asistencia. Los directores dicen que están realizando llamadas telefónicas, que han enviando ráfagas de correos electrónicos y mensajes de redes sociales e incluso, que han ido a las casas de las familias para tratar de localizar a los estudiantes y lograr que regresen.
En la academia King se enfrentaron a un hecho inesperado: el de los abuelos que cuidaban a sus nietos y que no sabían cómo realizar el examen de salud en línea. Thurmond comentó que incluso envió a personal dispuesto a ayudar a capacitarlos (aunque por separado, los padres de varias escuelas informaron que habían tenido problemas con los exámenes digitales de salud del distrito).
Las Escuelas Públicas de Chicago (CPS, por sus siglas en inglés) todavía no han publicado las cifras de asistencia de esa semana, pero es probable que las cifras de la asistencia en persona serán más bajas de lo previsto ya que las familias cambian de opinión, tienen complicaciones, o en algunos casos, presentan secreciones nasales u otros problemas de salud que ocasionan que no pasen los exámenes de salud.
En total, aproximadamente 1 de cada 3 estudiantes de primaria de Chicago eligió el aprendizaje en persona, aunque las cifras han disminuido en las últimas semanas, según admitieron los funcionarios.
Lo que sucedió en enero durante la reapertura piloto del distrito para los estudiantes de preescolar y los de educación especial podría ser de gran ayuda: cerca del 60% de los estudiantes que dijeron que planeaban reportarse para el aprendizaje en persona sí lo hicieron. No todos reaparecieron en las aulas remotas: el 12% de los estudiantes no se presentó en ninguna parte, una tendencia que es preocupante para los educadores.
Las cifras fueron peores para los estudiantes negros del distrito: en enero, cerca del 20% de los estudiantes negros de preescolar y educación especial no se presentaron a la escuela durante la primera semana de reapertura.
Algunos directores dicen estar optimistas de que la asistencia en persona será mayor esta vez y que si los índices de COVID-19 se mantienen manejables, más estudiantes regresarán para el cuarto trimestre, tal y como lo han predicho los líderes del distrito.
En Chicago, los índices de positividad de COVID-19 están disminuyendo, las tensiones laborales se han aliviado un poco después de un acuerdo entre el distrito y el sindicato de maestros sobre la reapertura de las escuelas primarias (todavía no hay un acuerdo sobre las escuelas secundarias), y más residentes han sido vacunados. Los problemas de suministro de vacunas y de logística para hacer las citas siguen siendo una molestia en Chicago, al igual que en muchas otras ciudades.
Wendy Oleksy, directora de la primaria Columbus ubicada en el barrio de la villa ucraniana (“Ukranian Village”) dijo que hasta ahora, sus cifras de la asistencia en persona han sido más sólidas ya que el 60% de los niños de kínder a quinto grado que dijeron que planeaban regresar sí lo hicieron, esto en comparación con las cifras de enero con la reapertura piloto, cuando regresó 1 de cada 3 de sus alumnos de preescolar. Espera que esta semana cuando regresen los estudiantes de secundaria, al regreso se sumen los hermanos menores que no asistieron a clases la semana pasada.
“Mi prioridad es asegurar que todos en el edificio se sientan seguros y se reduzca su ansiedad”, agregó Oleksy, quien enfatizó que se ha comunicado con los padres a través de llamadas, correos electrónicos, reuniones y publicaciones en redes sociales. “Cualquier nivel de ansiedad inhibirá la enseñanza y el aprendizaje. ¿Cómo puedo aliviar eso? Esa es mi prioridad”.
Los directores están implementando tácticas agresivas para reducir esos números. Un director de una escuela primaria ubicada al oeste de la ciudad y que pidió quedar en el anonimato, dijo que las familias que no respondieron a la encuesta de reapertura del distrito eran una señal de “bandera roja” para la escuela. Aproximadamente el 10% de los estudiantes cuyas familias no respondieron a la encuesta son también niños que no han participado activamente en la enseñanza a distancia.
“Ese es uno de los indicadores que muestran a las familias que están completamente desconectadas del aprendizaje”, dijo el director. “Es posible que la primavera pasada hayan pasado [a las escuelas] por un dispositivo, pero también es posible que su situación de vivienda y su situación económica hayan cambiado”.
La escuela llamó a estas familias en repetidas ocasiones para dar seguimiento a la encuesta. Un trabajador social, los guardias de seguridad, el director y el subdirector también se trasladaron a los hogares de estos estudiantes, pero en la mayoría de los casos sus esfuerzos no fueron exitosos y no lograron que volvieran o respondieran.
Después de los informes que revelaron que durante la primavera miles de estudiantes perdieron contacto con el distrito, CPS se comprometió a redoblar los esfuerzos. En septiembre, los funcionarios detallaron nuevos protocolos para encontrarlos por medio de llamadas telefónicas, campañas masivas de volantes dirigidas por los trabajadores de Safe Passage y los guardias de seguridad capacitados para realizar visitas domiciliarias. En septiembre durante el primer día de educación a distancia, unos 49,000 estudiantes no se habían registrado. Semanas más tarde, ese número se había reducido a menos de 3,000.
Pero como el aprendizaje a distancia se mantuvo durante todo el otoño y los esfuerzos para reabrir las escuelas fueron frustrados en repetidas ocasiones debido al aumento en los índices de COVID-19 y las amenazas de una acción sindical, las autoridades advirtieron que la asistencia estaba disminuyendo.
En noviembre, el distrito reportaba una caída en la asistencia del 3% en comparación con el mismo período anterior, con los estudiantes negros y los estudiantes con necesidades especiales presentando una caída del 5%. La asistencia de las personas en situaciones de vivienda temporal disminuyó en más de 7 puntos.
Los funcionarios también reportaron una división en las calificaciones, con más estudiantes recibiendo “A” durante el aprendizaje remoto sostenido, pero también más “F”. Las disparidades en los datos de calificaciones y la baja en la asistencia se convirtieron en argumentos clave en el impulso del distrito para reabrir las universidades a principios de 2021.
Mila Koumpilova contribuyó a este artículo.
Traducido por Gisela Orozco