Este artículo, publicado originalmente en inglés por Chalkbeat Chicago, está disponible en español gracias al proyecto “Traduciendo las noticias de Chicago”, del Instituto de Noticias Sin Fines de Lucro (INN).
Por Cassie Walker Burke y Mila Koumpilova
Elizabeth Preston, una estudiante de séptimo grado del sur de Chicago, no sabe si la próxima semana regresará a su clase de matemáticas luego de luchar para mantenerse al día con la materia virtualmente.
Al otro lado de la ciudad, Angela Foster-Rice, cuya hija seguirá cursando el quinto grado aprendiendo de casa, aún no sabe quién será la maestra de su hija o cómo será su horario la próxima semana.
Y Kate Myers no sabe si su hijo, que recientemente regresó a un aula de educación especial, tendrá clases luego del miércoles pasado, o si se apoya en los libros de trabajo que ordenó en caso de que los maestros de la ciudad vayan a la huelga por segunda ocasión en dos años.
Dado que el plan de reapertura de las Escuelas Públicas de Chicago (CPS, por sus siglas en inglés) depende de las negociaciones a contrarreloj, los padres y las familias dicen que se sienten arrastrados en el drama junto al Sindicato de Maestros de Chicago (CTU, por sus siglas en inglés) pocas veces o nunca siendo consultados.
Independientemente de su postura de reapertura, muchos están tratando desesperadamente de tener orientación en un mes que está trayendo cambios de horario, reasignaciones de aulas, mensajes confusos y niños afectados.
“Estamos tratando de tomarlo un día a la vez”, dijo Foster-Rice. “Ese momento es muy raro e inquietante”.
Algunos padres apoyan la presión del Sindicato para retrasar la reapertura hasta que los maestros sean vacunados o se les den opciones laborales a cada educador que así lo desee.
Otros,como los padres de Preston y un grupo de padres médicos que escribieron cartas a la Municipalidad, son parte de un contingente cada vez más activo que insta al distrito a reabrir las aulas según lo previsto.
Algunos están atrapados en el medio, lamentando en privado la inestabilidad, pero públicamente permanecen callados por el riesgo de ser avergonzados en las redes sociales o causar fricciones con sus maestros o directores.
En diciembre, el 37% de los estudiantes del distrito indicaron que regresarían al aula a principios de 2021. Sobre la base de una participación menor de lo esperado para los estudiantes de pre kínder y programas cluster, a principios de este mes —sólo el 60% de los esperados se presentó— esa porción podría ser menor.
Preston, que tiene 12 años, dijo que no está segura de cuándo volverá a la escuela; está preocupada.
El séptimo grado es un año crítico para los estudiantes de Chicago que quieren asistir a las escuelas secundarias selectivas de la ciudad y las matemáticas son para ella un desafío. “Siento que me estoy perdiendo”, dijo esta semana fuera de un pequeño mitin de reapertura en Englewood, con sus ojos mirando hacia el piso y jalándose capucha de su abrigo para protegerse del frío. “Es difícil el aprendizaje en línea. Hay demasiadas distracciones”, reconoció.
Entre esas distracciones están otros cinco hermanos. De los seis niños Preston, sólo uno —un estudiante de pre kínder— está de vuelta a la escuela. Es por eso que los padres de Elizabeth, Willie y Brittany Preston se unieron el lunes a un grupo pequeño de padres de Chicago, pidiendo al Sindicato de Maestros de la ciudad que retirara su amenaza de huelga y trabajara junto a funcionarios para reabrir escuelas.
En Chicago, poco más de una quinta parte de los estudiantes que han optado por el aprendizaje en persona son blancos —un número desproporcionado en un distrito que es abrumadoramente mayoritariamente latino y negro—. Pero los padres que protestaron el lunes en Englewood eran en gran parte negros.
El lunes por la noche, funcionarios del Sindicato le dijeron a los maestros que se preparen para la posibilidad de no presentarse en los planteles el miércoles. Si el distrito toma represalias y los saca del aprendizaje remoto, advirtieron que las líneas de protesta podrían estar próximas.
Kate Myers hasta ahora ha estado protegiendo a su hijo, que está en el espectro autista, de la posibilidad de que no pueda tener clases en persona en Lane Tech. A principios de este mes, se alegró de reunirse con maestros y compañeros de clase en su programa de grupos, dijo. Ella también se sintió aliviada: el tiempo prolongado frente a una pantalla le había causado convulsiones a su hijo y le resultó difícil concentrarse.
Pero ahora eso está en riesgo, si no se llega a un acuerdo y el Sindicato cumple con una amenaza de llamar a sus miembros a que todos trabajen a distancia. Esta medida también podría retrasar la segunda fase de la reapertura del distrito este lunes, cuando se espera que 70,000 estudiantes de kínder a octavo grado regresen a los planteles.
Myers dijo que apoyó las dos huelgas anteriores de maestros en la ciudad, participando en las líneas de huelga con café y refrescos para los educadores. Pero está enojada por el rechazo al plan de reapertura del distrito y profundamente descontenta por la incertidumbre del momento.
“Siento que hay soluciones, pero CPS y CTU no las están considerando”, dijo Myers. “El reloj está corriendo para mi hijo. Es urgente para él, pasar cada día el más tiempo posible en el plantel con expertos que puedan llevarlo al siguiente nivel de su desarrollo”, comentó.
Katrina Adams, madre de un estudiante de cuarto grado, dijo que no ha recibido información suficiente de parte del distrito para tomar a tiempo decisiones informadas. Le dijo al distrito en diciembre que sus hijos estarían en el aprendizaje remoto, en gran parte porque quería ver cómo sería la reapertura en su escuela.
Ahora, al saber por el director de su hijo en la Academia Burnside, que la escuela tiene mascarillas, desinfectante y un protocolo de seguridad detallado, desea haber tenido esa información cuando hizo su elección.
“Realmente no creo que eso sea justo, porque no compartieron los detalles”, dijo refiriéndose a diciembre, cuando los padres fueron encuestados por última vez.
Como ex maestra, Adams dijo que se toma en serio las preocupaciones de los educadores que dicen que sus escuelas no tienen los protocolos de seguridad adecuados. “Ellos conocen la situación de salud mejor que yo, que está mirando de afuera hacia adentro”.
Incluso los padres que se sienten confiados en sus decisiones, describen que tienen poca paz en este momento, ya que el flujo en las opciones familiares y los maestros que buscan alternativas, ha provocado que las aulas se muevan hasta medio año escolar, en algunos planteles
Foster-Rice, los padres de un estudiante de quinto grado de la primaria Waters, todavía no sabe quiénes serán los maestros de su hija o cómo será su horario, si el distrito continuará la próxima semana con la reapertura de escuelas para todos los estudiantes de primaria. La familia decidió seguir con el aprendizaje virtual porque sentían que la seguridad de los estudiantes y maestros es primordial y el distrito no les había asegurado por completo que podía garantizar su regreso seguro.
El aprendizaje a distancia iba sin problemas, pero hay cambios e imprevisibilidad más adelante. Un gran número de maestros en Waters pidieron opciones para trabajar desde casa y la escuela todavía está luchando para trabajar en horarios y asignaciones de maestros. Le preocupa que algunos educadores a los que se les nieguen acomodaciones se tengan que ausentarse con permiso no remunerado
“Es completamente un juego de dados en este momento; es una total incertidumbre”, dijo.
Lo que Foster-Rice sabe, es que su hija probablemente recibirá instrucción de un educador que también está trabajando con estudiantes en persona y le preocupa cómo podría afectar la experiencia de su hija.
“Estos maestros tendrán mucho en su plato”, dijo. “Estarán estresados más allá de sus límites”.
Natasha Dunn, una organizadora de padres que habló durante el mitin de Englewood el lunes, dijo que los eventos de las últimas semanas la habían hartado tanto de por parte de las Escuelas Públicas de Chicago como del Sindicato de Maestros de Chicago.
“Si CPS y la CTU no pueden organizarse, tienen que devolvernos el dinero de nuestros impuestos”, dijo, y agregó que casi tres cuartas partes de los distritos escolares de Illinois están ofreciendo a los estudiantes la opción de regresar a alguna forma de clases en persona.
Yana Kunichoff colaboró en este artículo
Traducido por Gisela Orozco