Este artículo, publicado originalmente en inglés por Borderless Magazine, está disponible en español gracias al proyecto “Traduciendo las noticias de Chicago”, del Instituto de Noticias Sin Fines de Lucro (INN).
Por Alex Arriaga
Sosteniendo recortes de cartón que simulan trenes, aviones, un barco y una nave espacial, dos hombres con overoles amarillos emprenden un viaje hacia la imaginación, cantando líneas como: “Cien billetes de dólar no me llevarán tan alto/Siento los feels cuando estoy a tu lado”. [“Cien dollar bills won’t get me this high/I feel the feels when I’m by your side”]. Su público, un grupo de niños, está cada vez más fascinado a medida que la exuberante actuación aumenta en sonido e imagen.
El artista indie Latinx, Siul Esoj Reynoso, conocido como Gabacho, creó este vídeo musical para su canción, “Los Feels”, en el que participa el músico mexicano Dromedarios Mágicos.
Forma parte de una pequeña colección de vídeos publicados en febrero para acompañar las canciones de rock latino de Gabacho, psicodélicas pero sentimentales. Cada uno tiene estilo retro, el cual hace que el espectador se sienta como si estuviera viendo una imagen capturada en una película. Actuando en escenarios pintorescos, iluminados de forma difusa, Gabacho a veces canta, baila o toca la guitarra, mientras los objetos a su alrededor van cambiando.
Nació en Chicago; sin embargo, Gabacho se mudó a México cuando era un niño, debido a que sus padres, originarios de Toluca, decidieron regresar a la ciudad y abrir un restaurante. Ahora, de vuelta en Chicago, habló con Borderless Magazine sobre su origen, sus inspiraciones y su crecimiento personal.
Borderless Magazine: ¿Por qué decidiste nombrar a tu banda Gabacho?
Gabacho: Cuando tenía 8 años, mi familia y yo nos mudamos a México. Tuve que dejar a todos mis amigos de aquí y vivir mi vida allá. Cuando comencé a ir a la escuela y a conocer gente, tenía un acento que sonaba diferente al de los nativos de español en México. Mis compañeros de clase empezaron a burlarse de mí por mi acento. Me decían “gabacho” [extranjero], que es algo así como “gringo”. Usaban esos nombres indistintamente. También ayudó el hecho de que tengo ojos verdes.
Me desconcertó porque sabía que [yo] era estadounidense, pero mis padres eran mexicanos y yo era moreno. Me dije: “Oh, está bien. Ese es mi nombre. Lo adoptaré”. Ayudaba a los niños con su inglés. Incluso corregía al profesor de inglés. Así que fue divertido ver todo eso. Me hizo destacar en lo bueno y en lo malo.
Borderless Magazine: ¿Aprendiste música mientras vivías allá?
Gabacho: En México, cuando te gradúas de la universidad, tienes que destinar seis meses a donar las habilidades que aprendiste, a través del servicio comunitario. Cuando tenía 13 o 14 años, unos músicos impartieron seis meses de clases gratuitas de guitarra en mi escuela. Yo nunca había tocado un instrumento, ni siquiera tenía inclinaciones musicales. Le dije a mi madre que necesitaba una guitarra para las clases, y que si no la conseguía me suspenderían. Mentí.
El profesor de la escuela nos enseñó un ejercicio de escala, y durante toda esa semana practiqué esa escala. Cuando llegaron los voluntarios la semana siguiente, nos hicieron tocar uno por uno, mostrar nuestras habilidades y lo que podíamos hacer para poder dividirnos entre principiantes y avanzados. Yo había practicado tanto, que ya era bastante bueno. Así que me pasaron al grupo de avanzados.
Borderless Magazine: Tu música tiene un sentido de la nostalgia. ¿Por qué te inclinas a hacer arte que añora el pasado?
Gabacho: A los latinos nos gusta ser muy dramáticos, somos súper sentimentales. Eso se escucha hasta en las rancheras, la cumbia, la salsa. Dramatizamos en exceso las pequeñas situaciones. Incluso cuando vamos a fiestas, nos ponemos a cantar con el corazón canciones tristes. Nos gusta hacernos sufrir, en cierto modo. Está en nuestros genes.
Alguien que me ha inspirado mucho es Gabriel García Márquez. Es mi autor favorito, está entre los tres primeros, por lo menos. Escribe sobre cosas muy tristes, pero de forma optimista. Lo que más me gusta de su escritura es que le gusta hablar del pasado. Utiliza mucho el tiempo. El tiempo es una herramienta o un tema muy melancólico. No puedes recuperarlo. Creo que es muy fácil crear nostalgia. Romantizamos el pasado, incluso cuando las situaciones no fueron tan buenas.
Borderless Magazine: ¿Siente que tu música es romántica? ¿Eres un romántico empedernido?
Gabacho: Yo diría que como persona no lo soy. Lo fui y aprendí la lección. Pero es bonito transportarse a ese lugar tocando música, escuchando música o leyendo un libro. Vivo más o menos de una manera realista, pero de vez en cuando, como recompensa, me sumerjo en el romanticismo sin remedio.
Borderless Magazine: Tus vídeos musicales son muy divertidos y llenos de color. Incluso cuentan con niños como público. ¿Canalizas esa energía desde puntos específicos?
Gabacho: Soy un gran fan de “Nacho Libre”. Es mi película favorita de todos los tiempos. Probablemente la he visto 50 veces o más. No exagero cuando digo que puedo decir literalmente todo el diálogo mientras la veo. No se trata únicamente de la trama, sino de la imagen. Pero lo más importante es que Jack Black interpreta bien [el papel], de modo que, diga lo que diga o haga lo que haga, es divertido porque es muy carismático. Lo mismo ocurre con Cantinflas. Es genial ver lo que hace y cómo lo hace.
Del mismo modo, los vídeos musicales son entretenidos y divertidos. Llaman mucho la atención. El enfoque es muy específico, concentrándose normalmente en mí. Y me gusta tener un escenario. Esto es lo que pasa, no ocurre nada más. Creo que mis vídeos musicales tienden a ser locos y coloridos. Lo que quiero captar es una sensación de positivismo y rareza. El ambiente no necesariamente es feliz, pero es una especie de rareza positiva.
En mi más reciente video musical, “Los Feels”, tuve la oportunidad de trabajar con este gran músico de México, Dromedarios Mágicos. Ese tipo es sumamente carismático y muy divertido. Era la persona perfecta para hacer ese vídeo conmigo. Lo conocí en Chicago hace un año y medio en una fiesta. Creo que estaba aquí para un evento, acabamos hablando y decidimos hacer esa colaboración.
Borderless Magazine: ¿Cuál fue el proceso de creación de ese vídeo?
Gabacho: Normalmente no nos sentamos en un escritorio con un lápiz y un bolígrafo y pensamos: ” Bueno, necesito un vídeo musical”. Por lo general, se me ocurren pensamientos al azar.
Estaba descansando en mi habitación y pensé: “Sería genial que estuviéramos sentados en un coche y que hubiera un escenario antiguo, y con el fondo en movimiento, pero que se notara que es de muy mala calidad, y que el conductor moviera el volante a lo loco como en una de esas películas de los años 40 o 50”.
Fue mi abuela la que propuso: “¿Y si el público fueran niños pequeños?”.
Borderless Magazine: También te gusta mucho la fotografía cinematográfica. ¿Se debe a la misma atracción por el estilo retro?
Gabacho: Empecé a fotografiar hace cuatro o cinco años porque el cine tiene ese aire antiguo. No sabía realmente cómo editar las fotos para que parecieran de películas, así que pensé: “Sólo voy a fotografiar”. En realidad, estaba haciendo fotografía callejera en Pilsen. Entrevistaba a la gente que caminaba por la calle, les sacaba fotos, hacía copias y les daba la fotografía. Me parecía que ya nadie recibe fotos físicas, así que quería hacer eso para la gente.
Borderless Magazine: ¿Estás trabajando en algo nuevo?
Gabacho: Definitivamente estoy trabajando en nueva música, poco a poco. Estuve grabando voces y poco a poco va saliendo. No tengo un plan de cómo o cuándo sacaré nueva música.
Durante la pandemia tuve mucho tiempo para relajarme y reflexionar: “¿Soy un aficionado? ¿Soy realmente un músico o simplemente me gusta tocar música?”. Puse en orden mis prioridades y pensé que, si realmente me gusta hacer música, tengo que dedicarme a esto al cien por ciento. Ahora me considero un músico. Esa fue una de las grandes revelaciones que tuve.
Esta entrevista ha sido editada y resumida para mayor claridad.
Traducido por Beatriz Oliva