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Lo que nos dijeron más de 50 padres de estudiantes en educación especial sobre la enseñanza durante el otoño en Chicago

By INN Amplify | October 29, 2020

Este artículo, publicado originalmente en inglés por Chalkbeat Chicago, está disponible en español gracias al proyecto “Traduciendo las noticias de Chicago”, del Instituto de Noticias Sin Fines de Lucro (INN).

Por Samantha Smylie y Cassie Walker Burke

Atrapados en medio del debate sobre si Chicago debería reabrir las escuelas están los estudiantes de educación especial, quienes estarían entre los primeros en regresar a los planteles escolares en caso que la municipalidad proceda con un plan de reapertura gradual a finales de este otoño.

Cuando reiniciaron las clases, Chicago se comprometió a mejorar la calidad de la educación de los estudiantes con discapacidades. ¿Ha sido así?

Una encuesta de Chalkbeat Chicago acerca del aprendizaje a distancia realizada a aproximadamente 50 familias, muestra que las experiencias son mixtas.

Las familias parecían divididas sobre el tema de la reapertura de las escuelas, pero varios padres de familia dijeron que querían que se les diera la opción, porque algunos servicios especializados no se han dado de manera remota.

En la primavera después del cierre de los planteles, los estudiantes recibieron pocos o ningún servicio durante el resto del año escolar. Aquellos que pudieron recibir servicios vitales, como las terapias de patología del habla y lenguaje, reanudaron sus sesiones en mayo. Muchas veces, las sesiones se interrumpieron.

Durante las clases, se esperaba que los padres ejercieran como asistentes de educación especial. Muchos estaban abrumados con el trabajo. Y muchos vieron a sus hijos retroceder en su aprendizaje.

Tonia Nelson, madre de un niño con dislexia, resumió algunos temas clave que muchos padres destacaron en sus respuestas a la encuesta: la cantidad necesaria de participación de los padres, la brecha en los servicios de transición del salón de clases a estar en línea, y las interrupciones.

“El [aprendizaje] remoto genera una nueva capa de problemas. Por ejemplo, con la dislexia la dificultad puede surgir tratando de combinar letras/palabras con sonidos. Imagínese tener que escuchar acerca de las notas musicales en una computadora al mismo tiempo que hablan otros niños. Es imposible que mi hijo pueda hacer que coincida el sonido con la letra y con el símbolo”, dijo.

Presentamos cinco resultados de las respuestas que recibimos. Tome en cuenta que Chalkbeat otorgó el anonimato a algunos padres que lo solicitaron por motivos de privacidad.

Con el fin de dar más claridad, se editaron las respuestas.

Algunos padres dijeron que su experiencia remota era mejor.

“Los profesores ya me contactaron para programar/ organizar sus sesiones a través de Google Meet. Mi única preocupación es quién le recordará a mi hijo que se conecte a la sesión. Trabajo desde casa y puede que no siempre pueda recordárselo en cada sesión”.

— Erinn Greetis, cuyo hijo de 9 años recibe servicios del habla, trabajo social y alergias alimentarias graves/asma

“Es mejor que durante la primavera. Las instrucciones para las tareas son más claras. Hay contacto más frecuente con el personal. Creo que necesitan decirles a los estudiantes que paren y tomen un descanso. Las clases son demasiado largas para sentarse frente a una pantalla todos los días”.

 — Kalaveeta Mitchell, madre de dos adolescentes con autismo

“Es mejor que durante la primavera. [Pero] parece que no estamos recibiendo nuestros minutos (el número requerido de minutos de servicios detallados en el Programa Educativo Individualizado, o IEP)”.

— Anónimo

La mayoría dijo que era igual o peor que durante la primavera.

“Para nuestro [estudiante] principiante y distinto, es un desastre. No puede asistir a la pantalla o administrar la tecnología, y sus habilidades de lectura/ ortografía le hacen imposible utilizar la función de chat. Los altos mandos en CPS no pensaron lo suficiente en cómo servir a estos niños”.

— Kathy Romanski, madre de un niño de 7 años

“Sacamos a nuestro [hijo] alumno de kínder, quien tiene pérdida auditiva. Él no recibe servicios especiales, pero teníamos la esperanza de obtener el plan 504. En particular, queríamos que la escuela nos dejara hacer instrucción directa con él en casa (escuchar es más difícil para él que para otros niños en línea) pero no estaban dispuestos a hacerlo. Estamos realizando la educación en casa. Necesitamos un plan de CPS más flexible que no insista en que un estudiante de kínder con pérdida auditiva pase tres horas sincrónicas al día aprendiendo en línea”.

— Brady Jones, padre de un estudiante de kínder

Los padres describieron las necesidades no cubiertas.

“Necesitamos más apoyo (un asistente de educación especial en el salón). Necesitamos más grupos pequeños. Necesitamos AYUDA. Necesitamos menos inicios de sesión,menos tiempo en pantalla, menos aplicaciones confusas, etc”.

— Laurie Viets, madre de tres hijos con necesidades especiales

“No hay tiempo para que el personal de educación especial trabaje uno a uno con los estudiantes. La asistente en la clase de mi hijo no interactúa, sólo es sentarse en la reunión. Tengo que ser el ayudante uno a uno de mi hijo. Como soy madre soltera, tuve que renunciar a mi trabajo”.

—Christine Palmieri, madre de un niño de 12 años con autismo

“Una computadora que es capaz de trabajar con Google Meet. La computadora se demora tanto que muchas veces no podemos desactivar el silenciamiento a tiempo para que mi hijo participe. Mi hijo no puede activar/desactivar la función de “mute” (silencio) a sí mismo usando el panel táctil”.

— Courtney Avilés, mamá de un estudiante de primaria con retrasos en el habla y la motricidad fina

“(Nuestro patólogo del lenguaje del habla) está en permiso por maternidad y no tienen un reemplazo”.

– Heather Hesiak, madre de un alumno de primaria

Debido a las demandas del aprendizaje remoto, los cuidadores reducen las horas de trabajo o lo abandonan.

“Mi hijo sólo necesita regresar a la escuela. Estoy sentada y atenta con él porque mi trabajo es flexible, pero reduje mis horas [de trabajo] significativamente para ser su ayudante. Necesita a alguien que entienda cuándo necesita apoyo y cuándo necesita que lo dejen en paz. También, realmente necesita ser social. ¡Necesita interactuar con otros niños!”.

— Nancy Witt, madre de un niño con trastorno del espectro autista

“Sólo somos mi marido y yo. No tenemos ayuda/ familia. Estamos trabajando en turnos opuestos y dormimos poco”. — Deidra Kenar, madre de tres niños de edad primaria, con necesidades especiales

“No podemos pagar por el cuidado necesario, así que tuve que dejar de trabajar”.

— Padre de un estudiante de segundo año, quien solicitó permanecer en el anonimato

“(Esto es) difícil para los padres solteros. Soy increíblemente afortunada de poder contratar a alguien para que me ayude. No estoy segura de qué hacen otros padres solteros, o qué haría si la persona que me ayuda renunciara”.

— Julie Parson Nesbitt, madre de un adolescente de 15 años

“Varía día a día. A veces está en casa conmigo mientras estoy tratando de trabajar, o está con mi marido, o con mi suegra. Mi intento de encontrar cuidado infantil se ha topado con un “no estamos seguros que podamos satisfacer las necesidades de su hijo” o cuesta de $200 a $300 por semana. Otra guardería cerró durante dos semanas debido a un caso positivo de COVID-19”.

— Jennifer Boers, madre de un estudiante de secundaria

Las familias estaban divididas sobre si reabrir escuelas.

“Muchos de estos niños necesitan educación en persona para su aprendizaje emocional, social y la interacción que simplemente no puede ocurrir en la computadora”.

— Chrissy Chuchro, madre de un niño con autismo, estudiante de primaria

“Cada niño es diferente, incluso los que tienen  necesidades especiales. Esta es la razón por la que al menos se les debe dar la opción de regresar (a las clases en persona). Algunos no pueden hacerlo, porque las familias están preocupadas por su sistema inmunológico, pero otros son capaces. Se les debe dar la opción de decidir y no decidir por ellos”.

— Jeannie Liu, madre de un estudiante de secundaria con síndrome de Down

“Esto no es una medida única para todos, sin embargo, lo han hecho de esa manera. El aprendizaje virtual no es nada bueno para la salud mental de nuestros hijos. Es una pesadilla viviente”.

– Padre que desea permanecer en el anonimato

“Su maestra está alentando los descansos cerebrales y corporales y es flexible cuando él está en dificultades cuando está sobreestimulado. Ella trabaja con grupos pequeños, pero la tecnología ha demostrado ser un obstáculo difícil. Una vez que él esté en su lugar, también tendrá un grupo pequeño que funcione. Podemos ser flexibles con todo eso en el horizonte. [El aprendizaje] virtual es difícil, pero hemos encontrado algunas fortalezas”.

— Padre que desea permanecer en el anonimato

Traducido por Gisela Orozco

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