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Tiroteos policiales en suburbios son rara vez investigados o sancionados

By INN Amplify | August 21, 2020

Las grandes ciudades no son siempre las más peligrosas, asevera el experto

Este artículo, publicado originalmente en inglés por BGA, está disponible en español gracias al proyecto “Traduciendo las noticias de Chicago”, del Instituto de Noticias Sin Fines de Lucro (INN).

Por Jared Rutecki, Better Government Association

En la madrugada de un día en noviembre de 2018, un grupo de policías de varios suburbios del sur de Chicago llegaron al bar La Sala Azul de Manny o Manny’s Blue Room ubicado en Robbins respondiendo a llamados de auxilio por disparos que ocurrían dentro del bar. Cuando el policía Ian Covey del cuartel del suburbio de Midlothian entró al club con su pistola en mano, un guardia de seguridad del bar ya tenía a un presunto tirador reducido en el suelo.

Los informes de testigos no eran consistentes: algunos afirmaron que el guardia de seguridad, Jemel Roberson, un afroamericano de 26 años de edad, llevaba puesta una gorra y una camiseta que decía “Security” (guardia de seguridad), y que los clientes del bar le imploraron a gritos al policía Covey, un hombre blanco, que no disparara. Lo hizo de todos modos, matando a Roberson.

El departamento de policía de Midlothian, donde Covey se desempeñaba, le dio licencia administrativa pagada mientras la policía estatal investigaba el tiroteo por posibles violaciones criminales. Veinte meses después, el caso continúa y Covey todavía recibe su sueldo mientras su situación legal y laboral permanece en el limbo.

A través del país, las protestas por la brutal muerte de George Floyd a manos de un policía en Minneapolis, el Día de los Caídos o Memorial Day, también marcaron un profundo revuelo de ira e indignación por muchos que han perdido sus vidas violentamente a manos de la policía, incluyendo Laquan McDonald en Chicago, Breonna Taylor en Louisville, Tamir Rice en Cleveland, entre muchos más.

A simple vista, el debate sobre las acciones policiales, sus tácticas y normas disciplinarias parecen ser solo un problema de las grandes ciudades. Sin embargo, estaría lejos de serlo.

“Los lugares peligrosos no son los lugares grandes”, dijo Wesley Skogan, profesor emérito del Instituto de Investigación de Políticas de la Universidad de Northwestern. “Los lugares peligrosos son los lugares de tamaño medio a pequeño. En estos lugares se presentan más problemas, en relación con el número de personas que patrullan”.

Skogan, un destacado investigador de la policía, explicó que los cuarteles de policías más pequeños tienen menos recursos en comparación a los cuarteles más grandes y, por lo tanto, tienen menos supervisión y programas de capacitación, y ofrecen salarios más bajos.

Hace dos años, una investigación del Better Government Association y la radio WBEZ reportó que entre el 2005 y el 2017, cuerpos policiales en los suburbios del condado de Cook estuvieron involucrados en 113 tiroteos, cuyas víctimas incluían sospechosos de crímenes, transeúntes inocentes y a veces incluso hasta los mismos policías.

La investigación concluyó que casi dos tercios de las víctimas eran personas de raza negra y que la gran mayoría de los incidentes ocurrieron en los suburbios del sur y el suroeste donde reside un gran número de comunidades minoritarias.

Ni un solo oficial de policía fue jamás disciplinado, despedido o recibió cargos de crimen.

Después de la publicación de dicho reporte, la Asamblea General estatal aprobó una ley que obliga a la policía local, a partir del 2019, a indagar detalladamente todos los casos de tiroteos policiales para determinar si se violaron normas y procedimientos. Eso es adicional a las investigaciones que generalmente lleva a cabo la policía estatal sobre si un oficial de policía que dispara a alguien está incumpliendo la ley.

Asimismo, desde la publicación del reporte de BGA/WBEZ, los registros muestran que han ocurrido al menos 22 tiroteos más por parte de la policía en los suburbios del condado de Cook, incluyendo seis que resultaron fatales. No se han presentado cargos ni tomado medidas disciplinarias en ninguno de estos casos, aunque 11 de las investigaciones criminales sobre la conducta de los oficiales de policía todavía están en curso, según la oficina del Fiscal del Condado de Cook.

Utilizando bases de datos públicas, FiveThirtyEight.com, — un sitio web dedicado al análisis estadístico de encuestas de índole político y otros temas de interés público — encontró que, si bien el número total de tiroteos policiales en todo el país se mantuvo estable desde el 2013 hasta el 2019, el número de incidentes en las grandes ciudades disminuyó, mientras que el número en las zonas suburbanas y rurales aumentó.

El tiroteo fatal de Roberson generó atención no solo a nivel local, sino también a nivel mundial. El joven de solo 26 años de edad era organista en su iglesia, graduado de la Preparatoria Lane Tech College, y padre de un niño pequeño y de otro que venía en camino. Su muerte repentina, mientras cumplía con su trabajo, cambió la vida de muchos.

En la madrugada del incidente, varios cuarteles de policías ubicados en distintos suburbios en la zona sur de Chicago, incluyendo el cuartel de Midlothian, recibieron llamadas telefónicas cuando estalló la pelea en el bar Manny’s un poco antes del cierre. En medio de la pelea, alguien sacó un arma de fuego y comenzó a disparar, hiriendo a un camarero, un DJ y un guardia de seguridad, según informes.

Antes de que llegara la policía, Roberson retuvo a un sospechoso afuera del bar.

Los registros oficiales y varios informes noticieros no concuerdan con los hechos más básicos del caso. Por ejemplo, un testigo manifestó que Roberson llevaba una gorra y una camiseta que claramente marcaba su rol como guardia de seguridad, aunque también reconoció que posiblemente Covey no vio bien lo que la camiseta decía. Los informes iniciales de la Policía Estatal de Illinois y de la oficina del Examinador Médico del Condado de Cook no reportaron sobre si la camiseta decía “Security” (guardia de seguridad) o no.

La madre de Roberson y su novia han presentado demandas por muerte por negligencia, las cuales continúan pendientes.

La investigación penal, requerida por ley en todos los casos de Illinois donde un policía dispara su arma, ha estado abierta y sin resolver durante más de un año y medio, más tiempo de lo que usualmente demoran la mayoría de este tipo de investigaciones.

El tiroteo ocurrió a menos de dos meses de que la nueva ley obligara a la municipalidad de Midlothian a llevar a cabo un sumario administrativo sobre las acciones de Covey. La municipalidad no lo hizo, de acuerdo con una respuesta oficial del municipio tras una solicitud de registros de la BGA.

“La municipalidad no está en libertad de comentar sobre litigios pendientes o asuntos del personal”, señala la declaración de Midlothian a través de su abogado. “La municipalidad está a la espera de que se finalice la investigación y de los hallazgos de la Policía Estatal de Illinois”. Por su parte, Covey también declinó comentar a través de su abogado.

“No sabes lo que está pasando si no revisas sistemáticamente estos casos”, dijo el profesor  Skogan. “No sabes qué casos están dentro de la ley y fuera de los reglamentos”.

En la investigación de BGA/WBEZ también descubrieron situaciones cuestionables en aproximadamente un tercio de los 113 casos de tiroteo de la policía en los suburbios entre el 2005 y el 2017. Muchas de las investigaciones impuestas por el Estado sobre si las leyes fueron violadas por la policía se vieron obstaculizadas, ya que los oficiales de policía se rehusaban a hablar con los investigadores.

En una cuarta parte de todos los casos, la persona baleada por la policía estaba desarmada. Al menos el 15% de ellos involucraron a una víctima de asesinato que sufría de una enfermedad mental o vivía algún otro tipo de crisis. Además, la investigación también encontró que los policías involucrados en múltiples tiroteos repetían un historial de advertencias que fueron ignoradas cuando los transferían de un cuartel a otro.

Ocho meses antes de los eventos de Robbins, un tiroteo por parte de la policía de Elgin ocurrido en la ruta I-90 alarmaba por diferentes razones.

Según comunicados, un oficial de policía de Elgin advirtió de una mujer llamada Decynthia Clements, de 34 años, después de ver su vehículo estacionado en una calle sin salida. La mujer se alejó, y el policía dejó de seguirla. Sin embargo, después de escuchar una llamada en la radio de la policía sobre el mismo vehículo que se encontraba detenido al costado de la carretera, el oficial de policía llegó, se detuvo, y le dijo a la mujer que estaba bajo arresto.

El teniente Chris Jensen se le advirtió a través de su radio policial que la mujer tenía un historial de intentos de suicido. Otro oficial de policía que había encontrado a Clements temprano esa misma noche, informó que ella llevaba un cuchillo carnicero en el asiento de pasajero, y que sospechaba que la mujer estaba bajo la influencia de drogas, según lo trascendido. Clements, al verse acorralada por varios oficiales de policía, prendió fuego a su auto.

Los informes de investigación señalan que los oficiales de policía intentaron sacar a Clements del auto en llamas, pero ella se abalanzó sobre ellos con un cuchillo. Fue en ese preciso momento cuando el teniente Jensen le disparó y la mató.

Acercarse a las personas que sufren de salud mental es un tema clave en las normas y la capacitación para la aplicación de la ley. La investigación no encontró al teniente Jensen culpable de ningún delito y fue puesto en licencia administrativa. Luego, cuando regresó al servicio, no se le permitió interactuar con el público. Clements, de raza negra, tenía antecedentes de trastorno bipolar y esquizofrenia, según los registros.

“La mayoría de las veces los oficiales de policía tratan de mantenerse fuera de peligro por medio de la dominación”, dijo Skogan, advirtiendo que este enfoque puede ser contraproducente cuando una persona en crisis no responde a las órdenes de los policías.

Un sumario interno sobre las acciones de Jensen determinó su culpabilidad al no haber llamado a una ambulancia para tratar con alguien que se sabía estaba sufriendo una crisis de salud mental y por no haber dado ayuda médica a una persona a la que le disparó tres veces. Jensen, que es blanco, no fue disciplinado.

La policía debería considerar la posibilidad de reducir la intensidad de una persecución o emplear otras tácticas antes de usar la fuerza, dijo Skogan.

La jefa de policía de Elgin, Ana Lalley, dijo que, a raíz de la investigación del tiroteo, se le recomendó al departamento poner énfasis en las técnicas para reducir la intensidad de una crisis y asignar a un oficial de intervención en crisis para incidentes como este. También recomendó un proceso de revisión civil para los casos de tiroteo que involucran a policías más allá de la revisión interna, aunque hasta la fecha no se ha puesto en marcha. Lalley agregó que el departamento actualiza sus reglamentos y prácticas regularmente.

Si bien los tiroteos en el 2018 no requirieron revisiones administrativas, todos los casos desde principios de 2019 si lo requieren, incluyendo un tiroteo donde un oficial de policía de Des Plaines mató a un sospechoso del robo de un banco Christopher Willis e hirió al estudiante de Lane Tech, Rylan Wilder, un practicante en una escuela de música donde tuvo lugar el tiroteo.

Informes derivados de la investigación indican que Willis, de 32 años, formaba parte de un grupo que robó una sucursal del Banco de América de Des Plaines. Luego robó un vehículo mientras huía de la policía.

Después de una persecución de 14 minutos que terminó en Chicago, un oficial de policía de Des Plaines chocó el auto de Willis. De acuerdo a comunicados oficiales y una entrevista con el jefe del Departamento de Policía de Des Plaines, William Kushner, Willis disparó e hirió a un oficial de Chicago antes de entrar a una escuela de música cercana, que se encontraba llena de niños.

“El punto de inflexión es, ¿el riesgo supera el propósito? En este caso, tenemos un delincuente que roba un banco a mano armada”, dijo Kushner, jefe de policía. “Y luego roba un auto a mano armada. Amenaza a su marido con un arma con visión láser, y luego huye en su vehículo. Tienes que pensar que este individuo es una amenaza para todos”.

Después de seguir a Willis dentro de la escuela de música, el oficial de policía Jimmy Armstrong ordenó a Willis que deje caer su arma, según reportes oficiales. Luego el estudiante Wilder intentó huir después de ver a Willis correr hacia adentro, pero Wilder se cruzó en el camino y resultó herido cuando Armstrong disparó con un rifle calibre .223. Willis fue asesinado y Wilder herido.

“Cuando (Willis) se puso en contra del oficial, ya no había tiempo para negociar”, dijo Kushner.

La investigación criminal de Armstrong la está llevando a cabo el Departamento de Policía de Chicago, según Kushner. La revisión administrativa fue realizada por un investigador líder perteneciente a una empresa de seguridad, con anterior experiencia en la Policía del Estado de Illinois y el Servicio de Investigación Criminal Naval.

A Armstrong se le dio licencia administrativa pagada durante seis semanas y se le derivó a un consejero después del tiroteo. Regresó a su trabajo el 2 de enero después de la investigación interna y de haber completado con éxito la orientación profesional, dijo Kushner.

La norma de Des Plaines sobre el uso de la fuerza declara que se pide a los policías que consideren la “inmediatez y gravedad de la amenaza para los oficiales u otros”, además de “la disponibilidad de otras opciones y su posible eficacia”.

Después de su reincorporación, Armstrong fue suspendido por un día por el uso de un lenguaje despectivo en el proceso de un arresto que precedió el tiroteo.

La capacitación policial se centra en que los policías asuman la responsabilidad por cada tiro. “Si hay otras personas a corta distancia, tal vez no dispararías porque el apunte para un tiro no sería el mejor”, dijo Skogan.

Casos como estos a menudo conducen a demandas. Entre el 2005 y el 2017, los contribuyentes de impuestos en los suburbios pagaron más de $12 millones para resolver demandas en al menos 25 tiroteos policiales, según reportes.

Más allá del número de muertes por las víctimas y el sufrimiento de familiares y seres queridos, la mala conducta policial, incluyendo los casos de tiroteo, le ha costado a los municipios más de $131 millones de dólares en acuerdos legales, sentencias y facturas legales externas en casi 1.000 casos entre el 2008 y el 2018, según los registros que mantiene la BGA. Estos costos, al igual que los tiroteos, toman lugar en los suburbios ubicados el sur y el suroeste de Chicago, incluyendo las municipalidades de Harvey, Calumet City, Dolton, Cicero, Chicago Heights y Markham.

Traducido por Marcela Cartagena

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